Acidosis tubular renal
La acidosis tubular renal congénita (primaria) es debida a una alteración en los genes. Es extremadamente rara y no tiene cura. Sin embargo, por los síntomas que presentan los pacientes, es importante dar manejo médico en forma temprana para evitar complicaciones agudas y crónicas.
En los recién nacidos y niños pequeños, se observa principalmente deshidratación grave, ocasionada por vómitos, diarrea e incremento en la cantidad de orina. Los niños más grandes, generalmente cursan con estatura baja y dificultad para crecer. Son frecuentes la sensación exagerada de sed y aumento en la cantidad de orina y a veces tienen calcificaciones en los riñones y deformaciones de los huesos largos (brazos y piernas).
Cuando la acidosis tubular renal es la consecuencia de algún otro padecimiento, se dice que es secundaria. En estos casos, además de tratar la acidosis, es importante manejar la enfermedad que la originó. Existe una posibilidad de que la acidosis desaparezca al resolverse la causa; pero, si la enfermedad persiste, la acidosis tal vez esté presente en forma indefinida.
En nuestro instituto, los niños se valoran de manera integral, para dar a sus hijos la mejor atención.
Acidosis tubular renal
Enuresis
Es un problema médico y familiar importante, ya que genera mucho estrés en el paciente y sus papás; lo que conlleva al pequeño a sentirse inseguro y vulnerable. Los padres deben tener mucha paciencia y no desesperarse en el intento de enseñar al niño a ir al baño solo, ya que, en ocasiones, la enuresis se convierte en un problema de conducta, afectando el estado emocional y hasta la vida escolar del niño. Hay que tranquilizar a los padres ante esta situación, sin restarle la debida importancia. Es conveniente acudir a un especialista (sobre todo, si persiste hasta edades mayores de los 6 años) para estar seguros si existe o no, alguna alteración en las vías urinarias que deba corregirse.
El manejo es multidisciplinario entre urólogos y nefrólogos pediatras, siempre buscando la mejor opción de tratamiento para sus hijos.
Enuresis
Hipertensión arterial
Esto es más cierto, cuanto más pequeño sea el niño y/o cuanto más alta sea la presión arterial. También contribuyen en su aparición, factores genéticos (antecedentes familiares) y factores ambientales (obesidad, ingesta excesiva de sal, etcétera).
Los principales síntomas son dolor de cabeza, mareos, zumbido de oído, y ver destellos de luz, pero en muchas ocasiones, el paciente no refiere ninguna molestia y sólo se evidencia al acudir a revisión médica. Las causas de hipertensión son muy diferentes de acuerdo al grupo de edad (recién nacidos, lactantes, escolares y adolescentes).
A su vez, la hipertensión afecta de manera directa a otros órganos, entre ellos, el corazón y los ojos (a nivel de la retina), por lo que siempre deben valorarse en todos los casos.
Por lo anterior, el estudio de la hipertensión en la infancia requiere una evaluación detallada en una unidad especializada de nefrología pediátrica, no sólo para llegar al diagnóstico preciso, sino para proporcionar las medidas terapéuticas médicas, dietéticas y/o quirúrgicas adecuadas.
Hipertensión arterial
Hematuria
Cuando se observan cambios en la coloración de la orina de los niños, es importante acudir con un nefrólogo pediatra, ya que estos cambios pueden ser debidos a colorantes artificiales (falsas hematurias) o realmente ser secundarios a la presencia de sangre. La hematuria puede ser roja oscura (como sidral o coca-cola) o rojo brillante (sangre fresca) e ir acompañada de otros datos como lesiones en la piel, presencia de coágulos, orina espumosa, ardor al orinar, fiebre, dolor a nivel de los riñones, hinchazón, disminución del volumen urinario, presión alta o falla de la función renal.
En nuestro instituto, todo paciente con hematuria es estudiado exhaustivamente. El tratamiento, por supuesto, dependerá de la causa desencadenante.
Hematuria
Insuficiencia renal
La insuficiencia renal aguda en niños suele ser debida a deshidratación por vómitos o diarrea, secundaria a infecciones o por medicamentos. Por su parte, en nuestro medio, las principales causas de insuficiencia renal crónica son las malformaciones del riñón y las vías urinarias.
En las primeras etapas, la insuficiencia renal crónica suele ser silenciosa. Posteriormente aparecen síntoma de manera gradual: alteración en la cantidad de orina, debilidad, palidez, cansancio, náuseas, mareos, falta de apetito, disminución en el aprendizaje y falla en el crecimiento, son algunos de ellos.
A medida que la insuficiencia renal avanza, puede haber presión alta, hinchazón, ausencia de orina, sangrado por la boca, alteraciones cardiacas, crisis convulsivas y otras variaciones del estado de conciencia. El tratamiento está encaminado a tratar la enfermedad que originó la insuficiencia renal y al mismo tiempo, a sustituir la función de los riñones dependiendo de la etapa en que se encuentre el paciente.
El manejo es multidisciplinario, incluyendo tratamiento médico y nutricional, apoyo psicológico y de rehabilitación, así como tratamiento quirúrgico en caso de detectarse alguna malformación de las vías urinarias. En la etapa final, además, deberá instituirse diálisis, hemodiálisis o trasplante.
En nuestro instituto, todo paciente que presente alguna alteración de las vías urinarias, se analizará de manera conjunta entre urólogos y nefrólogos pediatras, para ofrecerle el mejor manejo y rehabilitación de su función renal.
Insuficiencia renal
infección de las vías urinarias y bacteriuria asintomática
Siempre que existan síntomas urinarios o fiebre de origen oscuro, deberá realizarse un examen de orina. Si el examen de orina está alterado, habrá que tomar, además, un cultivo de orina para confirmar la infección y consultar al nefrólogo pediatra.
Una situación especial son casos en donde no hay síntomas, pero los exámenes de orina revelan presencia de bacterias de manera persistente. Esto se llama bacteriuria asintomática y en algunas situaciones específicas, es importante detectarlo para evitar futuras complicaciones.
Tanto las infecciones urinarias como las bacteriurias asintomáticas son más frecuentes en los varones en el periodo de recién nacidos. Posteriormente, son más frecuentes en las niñas durante todas las etapas de la vida, por las características anatómicas de sus genitales.
Si se detecta infección urinaria en más de una ocasión o bacteriuria asintomática, es necesario no sólo dar tratamiento antibiótico a los niños, sino estudiarlos y darles seguimiento, a fin de descartar alguna malformación de las vías urinarias o alteración en el funcionamiento de la vejiga y con ello, evitar cicatrices renales y futuras complicaciones. Las medidas generales son, además, un punto clave para el manejo integral del paciente pediátrico.
Infección vías urinarias
Litiasis renal
Los cálculos o litos, se componen de sustancias que normalmente están presentes en la orina, pero, por diferentes razones, se concentran y se solidifican, formando piedras de mayor o menor tamaño. En la mayoría de los casos son ocasionadas por eliminación excesiva de calcio en la orina, aunque pueden ser otras las sustancias o minerales involucrados.
Esta enfermedad se presenta en todas las edades y a veces, tienen origen hereditario. Otros factores que también contribuyen a su formación son la poca ingesta de agua natural con disminución del volumen urinario, ingesta de bebidas embotelladas ricas en sales y la disminución en la orina de sustancias que normalmente nos protegen para la formación de cálculos. Se sabe además que las alteraciones anatómicas de las vías urinarias son otro factor importante para la presencia de piedras.
Los síntomas son variables, dependiendo del tamaño, la composición del cálculo y el lugar donde se encuentren. Algunos pueden pasar desapercibidos. Las principales molestias son: dolor tipo cólico, intenso, que comienza en la espalda baja y se corre hacia el abdomen y luego a los genitales, produciendo diferentes grados de obstrucción de la salida de orina. El dolor se asocia a náuseas, vómitos, sudoración, sensación de hinchazón abdominal y sangrado por la orina.
En los niños, se presenta con cuadros frecuentes de infección urinaria y molestias para orinar: les duele o les arde, van muchas veces al baño, pero orinan poquito; manchan su calzón; se quedan con la sensación de querer hacer más pipí. Una vez detectado el problema, la solución no es sólo que arroje la piedra, sino que hay que investigar la causa de la formación de la misma. Las complicaciones van desde la retención aguda de orina, hasta diferentes grados de calcificación de los riñones e insuficiencia renal.
Deben manejarse los síntomas, pero hay que investigar los hábitos alimenticios del paciente, realizar un estudio metabólico completo, preguntar si existen otros familiares con el mismo padecimiento y por supuesto, valorar si los niños presentan alguna malformación de las vías urinarias que condicione su formación. En nuestro instituto, contamos con la más alta capacitación para tratar de manera integral esta enfermedad.
Litiasis renal
Proteinuria
Existen algunas circunstancias en las que un niño puede presentar proteinuria de leve intensidad (fiebre, ejercicio o deshidratación); pero en general, su presencia es un indicador de daño renal. Puede acompañarse de muchos síntomas, como sangre en la orina, infecciones urinarias recurrentes, disminución en la cantidad de orina, hinchazón en los ojos y piernas y presión alta. A veces pasa desapercibida y sólo se sospecha por la presencia de orina espumosa.
Se asocia a muchas enfermedades – todas ellas originadas en el riñón- por lo que, si se detecta, es importante acudir con un nefrólogo pediatra para su estudio. Dentro de su abordaje diagnóstico -sobre todo si la proteinuria es intensa- se requiere de la toma de una pequeña muestra de tejido renal para analizarla (biopsia renal).
En nuestro centro, estamos capacitados para el abordaje diagnóstico y terapéutico de su paciente.
Proteinuria
Quistes en riñones
Sin embargo, existen también otro tipo de padecimientos que cursan con quistes renales. Algunas veces los riñones quísticos son parte de enfermedades familiares, hereditarias; que afectan otros órganos y tejidos (riñones poliquísticos). En estos casos, los quistes crecen, agrandan los riñones y hacen que funcionen mal. En otros casos, los niños nacen con un riñón quístico y con tejido mal formado que tiene función deficiente (riñón multiquístico).
Algunos de los síntomas asociados son infecciones urinarias, dolor y hematuria (cuando los quistes se rompen), hipertensión, diversos grados de proteinuria. Los quistes pueden crecer y comprimir otros órganos, entre ellos el estómago y entonces, los pacientes pediátricos no tienen una alimentación adecuada y se desnutren. Los quistes también pueden infectarse y en el caso de la poliquistosis renal, los pacientes suelen tener daño a nivel de su hígado y progresan lentamente a insuficiencia renal.
En todos los casos, los niños deben ser valorados por el nefrólogo pediatra para llevar un control estricto de su función renal y el tamaño de los mismos, con toma de ultrasonidos renales periódicos, vigilancia de su estado nutricio y de las posibles complicaciones.
Su tratamiento y pronóstico dependerá del diagnóstico final y su evolución.
Quistes en riñones
Riñón único
También se habla de riñón único cuando ambos riñones están presentes, pero sólo uno de ellos funciona por causa congénita (displasia renal/ hipoplasia) o adquirida (hipotrofia por alguna glomerulonefritis, necrosis cortical).
La evolución del riñón único es favorable, a menos que existan otras malformaciones graves asociadas al riñón o las vías urinarias. Las anomalías congénitas del riñón y el tracto urinario son la causa más frecuente de enfermedad renal terminal en niños y justifican el 40 al 50% de los trasplantes en pediatría. Además, hasta el 30% de los casos, están asociadas a otras anomalías congénitas. Otro factor de mal pronóstico en pacientes con riñón único funcional, es que cursen con obesidad o hipertensión.
Por lo tanto, su detección precoz y tratamiento oportuno son importantes para tratar de conservar la funcionalidad del riñón único y evitar la progresión a falla renal terminal; o en su defecto, establecer medidas que hagan más lenta esta evolución.
En nuestro instituto contamos con médicos especializados para diagnosticar adecuadamente la presencia de un riñón único funcional y brindar tratamiento médico, manejo quirúrgico en caso necesario, así como asesoría genética y orientación nutricional, con el propósito de disminuir su progresión a falla renal terminal.
Riñón único
Síndrome nefrótico primario
Los padres notarán hinchazón sobre todo alrededor de los ojos, el abdomen o en los tobillos, después de estar los niños parados o sentados por un tiempo prolongado. Otros datos comunes son la falta de apetito, presencia de diarrea y que los niños acuden a hacer pipí con menos frecuencia, con orina más oscura o espumosa. Pueden presentarse infecciones en las vías respiratorias, la piel o el abdomen (peritonitis) y otras complicaciones, como insuficiencia renal y trombosis (coágulos en la sangre).
Todo esto es causado por una alteración en pequeñas estructuras en los riñones llamadas glomérulos, los cuales permiten el paso excesivo de proteína hacia la orina; situación que normalmente no sucede cuando los riñones funcionan bien.
Varias son los padecimientos que pueden causar síndrome nefrótico en los niños, pero habitualmente se debe a la enfermedad de cambios mínimos. Se desconoce la causa de dicha enfermedad, pero se sabe que puede estar asociada a infecciones, tumores, reacciones alérgicas, problemas de sistema inmune o el uso de ciertas drogas o medicamentos.
Esta enfermedad debe atenderse a la brevedad por un nefrólogo pediatra, para determinar cuál es la causa subyacente y proporcionar el mejor tratamiento.
Su manejo lleva tiempo y cuidados especiales que su niño debe recibir. En caso de que el paciente no responda al manejo habitual, puede ser necesario solicitar una pequeña muestra de tejido renal para analizarla y así, ofrecerle otras alternativas de manejo.